El Gato Loser

Todo comenzó una noche de invierno en esta ciudad mientras ingenuamente trataba de reconfortar mis destruidos pies a causa de unos zapatos nuevos.

Como no leí correctamente las instrucciones de las pastillas para masajes…al primer contacto…bueno, estoy convencido que mis gritos se escucharon en la Antártica.

En ese preciso momento, mientras me retorcía en el piso debido a mi inexperiencia en la automedicación, apareció por primera vez en mi ventana este personaje que movía su peluda cabeza en señal de desaprobación por el bochornoso espectáculo: El Gato loser. Inclusive pude observar como formaba una “L” (léase: eres un loser) mientras contenía su risa. Llore en silencio toda la noche por la vergüenza.

Y así como un rayo, desapareció por unos meses hasta el día que me choque contra el techo de mi departamento y derrame un vino sobre la alfombra, mi computadora, el celular, mis fotos, mi billetera y un piano electrónico. (estoy seguro que a todos les paso alguna vez!!!) .

Pues si, apareció nuevamente el Gato Loser en mi ventana, para mostrarme la L con sus patas. Esta vez sentí una mirada desafiante y escuche también carcajadas muchas carcajadas. Abochornado, fui a llorar un poquito a mi cuarto.

Llego la primavera y conocí una hermosa doncella en el metro, 10 minutos impresionantes...química pura diría una amiga...así que anote su numero telefónico en un billete ya que no encontré un papel.

Cerca a mi casa, aun emocionado por el inesperado encuentro, decidí comprar una gaseosa a través de una maquina dispensadora e inserte el billete....la Antártica se despertó de nuevo con mis gritos.

Adivinen que personaje me esperaba en la ventana...creo que esta vez se hizo un poco de pis de risa cuando formaba la L con sus adorables patas. Esa noche también llore otro poquito.

Finalmente, hace escasos tres días durante una muy reducida ola de calor y humedad inhabitual que se origino en este lado del mundo, pude escuchar unos gritos que venían desde mi ventana y decían así:


Miauuuxilio...miauuuxilio...era el Gato Loser, todo húmedo, deshidratado y rechoncho por el calor.

Abrí mi ventana, le invite agua y el procedió a retorcerse en el piso mientras hacia muecas de felicidad indescriptibles. Esta vez, secretamente yo forme una L con mis dedos y moví mi cabeza en señal de desaprobación.

Salio por la ventana al darse cuenta de sus actos. Estoy seguro que él lloro un poquito cuando llego a su casa.

Este es el registro del encuentro: