martes, 10 de febrero de 2009

Metal y cariño


Antes para mi ellas no eran muy usuales y si las que encontraba eran usadas como objeto de mis travesuras para facilitar mis viajes sin destino. Usualmente inutilizadas por fallas mecánicas se convertían (rapidamente) en un adorno de algo que fue pero que hoy no funciona.

Aun recuerdo la primera vez que subí a una, en Panamá cuando tenia 7 años, y pasan por mi cabeza esos momentos de sorpresa y desesperación que sentía para prepararme para el salto de salida ya que eran parte de la adrenalina infantil que corría por mi mente y cuerpo ante la mirada de mi padre mientras esperábamos el vuelo.

Pasaron muchos años para que nuevamente me fije en ellas ya que donde vivo abundan para "evitar la fatiga".

Maravillado por tanto metal en movimiento, percibí algo inusual que se repite en cada escalera…el amor y la amistad. Durante ese corto viaje, las parejas se besan, los amigos se acercan y comunican, los niños se alegran, los mayores descansan y observan. Ese pequeño periodo es mágico y todos son felices..bueno por lo menos los que vi.

Y será solamente el hecho de encontrarte en una posición en la cual observas al mundo y abrazar a la gente es físicamente inevitable o es la pausa de complicidad y amistad para continuar la travesía…no lo se, pero me gustaría que todo el mundo y en todo momento fuese como en la escalera mecánica…de paso evitamos la fatiga.

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